Honestamente creo que es el mejor símil que he encontrado hasta la fecha.
Si quieres saber en qué se parecen un tipo se gana la vida en la lonja de Tokio y uno que lo hace preparando microciclos, macrociclos, intervalos y descansos, sigue leyendo:
Hace tiempo vi un documental sobre el mejor restaurante de sushi del mundo.
Además de babear y apuntar el lugar en mi lista (optimista) de cosas que hacer cuando vaya a Japón, una idea se quedó grabada en mi subconsciente.
Algún día hablaremos de cómo funciona la mente cuando no hay nadie al volante, en sueños y demás, es un tema fascinante.
En mi caso hay ideas que se guardan en algún remoto cajón de la masa gris y ahí permanecen hasta que un día vuelven a mi.
En muchas ocasiones son chorradas.
En otras tal cual vienen, las vuelvo a meter ahí…
Bueno, a lo que iba:
El señor Kawauchi (le llamaremos así porque no me acuerdo del nombre real), quien es el mejor cocinero de sushi del mundo, contrata a un tipo cuya única misión es comprar el mejor atún de la lonja de Tokio. No va él in person. No. Él está centrado en ejecutar, en cada día mejorarse a sí mismo como chef.
Esto lo delega en el señor Toriyama (nombre inventado también).
Pues bien, este personaje, quien no es un fontanero y en sus ratos libres va a hacer la compra, se dedica única y exclusivamente a comprar atunes (en serio).
Te explico cómo trabaja: cuando aún no ha empezado el día, los pescadores ya han terminado su trabajo y presentan las capturas en la lonja, los compradores de pescado les echan un ojo (pero cuidado, no se puede tocar nada) y más tarde compran en una puja.
El tal Toriyama es el número 1. En sus propias palabras:
«de entre todos estos, hay un atún que es el mejor y mi trabajo es encontrarlo”
Y yo me pregunto: ¿cómo demonios sabe cuál es el mejor atún entre cientos sin siquiera, poder probarlo?
Pues nunca lo podrá saber y a la vez lo sabe.
Me explico, y por si ya estabas desconectando, te lo uno con el símil de antes:
Nadie puede decir que este o aquel atún (o entrenamiento) sea el mejor ya que no pueden probarse todos. El trabajo del comprador (o del entrenador) es, con la información de la que dispone, elegir el pescado (o entrenamiento) que él cree que es el mejor. Es por ello que los conocimientos, la experiencia y, si quieres, la intuición son tan importantes en trabajos como estos.
Así que ya sabes, elige con cuidado a tu entrenador (podría ser yo si quieres ir sobre seguro) y con más cuidado aún a quien mandas a comprar sardinas.
Esta newsletter se envió originalmente el 23 de septiembre de 2023.
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